lunes, abril 07, 2014

Más allá de lo que parece... Escribe: Eduardoi Galeano / La Jornada




  



Muchas veces pasamos por la vida sin ver, o mejor dicho sin discernir. Si aparece en los medios de comunicación, o si lo dice algún personaje importante o “todos lo dicen”, lo aceptamos como cierto o “correcto”.


Es más, cada sociedad tiene sus propias verdades de consenso que, para otras sociedades, pueden significar otra cosa o, aún más, todo lo contrario.


Formarnos con criterio independiente para descubrir la verdad, la más esencial posible, es una tarea vital, si queremos alcanzar mayores niveles de libertad de conciencia,  pensamiento y también de acción, por supuesto.


Para alimentar nuestra reflexión en ese sentido, leamos con atención las paradojas que nos descubre el gran escritor uruguayo Eduardo Galeano. (Jesús Hubert)

La paradoja andante
Por: Eduardo Galeano
La Jornada


Cada día, leyendo los diarios, asisto a una clase de historia.
Los diarios me enseñan por lo que dicen y por lo que callan.


La historia es una paradoja andante. La contradicción le mueve las piernas. Quizá por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con frecuencia sus palabras revelan, mintiendo, la verdad.

De aquí a poco se publicará un libro mío que se llama Espejos. Es algo así como una historia universal, y perdón por el atrevimiento. “Yo puedo resistir todo, menos la tentación”, decía Oscar Wilde, y confieso que he sucumbido a la tentación de contar algunos episodios de la aventura humana en el mundo, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto.

Por decirlo de alguna manera, se trata de hechos no muy conocidos.

Aquí resumo algunos, algunitos nomás.


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Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al África, no a París.

Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.

También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al-Jwarizmi, hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.


Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman “mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.


Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.


Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.

***

En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el África negra a Portugal, “para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe católica”. Por entonces, América tenía 15 veces más habitantes que España y el África negra 100 veces más que Portugal.

Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron reducidas. Y muy.

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